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domingo, 31 de enero de 2010

Giuseppe Verdi y el "Va Pensiero".


Incluso para los que no tienen mucha cultura musical, el "Va Pensiero" de Giuseppe Verdi es una de las piezas más conocidas del compositor italiano. Y por qué no decirlo, es también uno de los momentos cumbres de la Historia de la Música, con un coro que no sólo es bello hasta rozar lo sublime, sino que además es enormemente significativo: "Va', pensiero, sull'ali dorate" ("Vuela, pensamiento, sobre alas doradas") es el coro que cantan los esclavos hebreos que languidecen bajo la opresión de los caldeos, en la ópera verdiana "Nabucco", que éste estrenó en 1842.

Debemos recordar que en la primera mitad del siglo XIX, Austria dominaba férreamente el norte de Italia, y los nacionalistas italianos se resentían de esto. Parte importante del éxito que Giuseppe Verdi tuvo en sus primeros años como compositor ("Nabucco" es su tercera ópera) radica en que sus obras tocaban por lo general temas muy sensibles para el nacionalismo italiano. No era difícil, y así sucedió de hecho, que los espectadores italianos de la ópera identificaran los sufrimientos de los hebreos bajo el yugo caldeo, con su propia falta de libertad bajo el dominio austríaco, y los sueños hebreos de libertad le dieran colchón a sus propias aspiraciones de echar a los austríacos a patadas al otro lado de los Alpes para tener una Italia libre.

En todo caso, es muy probable que parte importante del corazón que Verdi puso en esta ópera, se deba a sus circunstancias personales. En 1839 había enviudado de su esposa Margherita Barezzi, y perdido a sus dos hijos, y al año siguiente su segunda ópera, "Un giorno di regno" ("Reino por un día") había sido un rotundo fracaso. Verdi, sumido en la depresión, estaba prácticamente decidido a no componer más. Pero Bartolomeo Merelli, a la sazón director del Teatro La Scala de Milán, le metió casi a la fuerza el libreto de "Nabucco". Verdi lo tomó a desgana, pero cuando se topó con la línea del "Va Pensiero", quedó impactado. El resto es historia.

Muchos años después, en 1867, Giuseppe Verdi recibió noticias de que Antonio Barezzi estaba muriéndose. Este Barezzi había sido protector de Verdi desde que era un jovenzuelo, y luego se había transformado en su suegro, cuando Verdi se había casado con la malograda Margherita, hija de maese Antonio, que había fallecido en 1839 como ya dijimos. Verdi alcanzó a llegar hasta el lecho de muerte del agonizante, y sentándose al piano, tocó precisamente el "Va Pensiero", que era el pasaje favorito de Barezzi. Maese Antonio levantó la mano, alcanzó a bendecir al compositor con un "Oh, mio Verdi", y falleció pacíficamente.

Y aún muchos años después, cuando enfermó fatalmente, Giuseppe Verdi dispuso que sus funerales debían ser sin ruido ni ostentación de ninguna clase, y ojalá de la manera más privada posible. Pero Verdi era casi un patrimonio nacional, por no decir universal, y resultó inevitable que procesiones y multitudes de gentes acudieran a sus funerales. Y en dichos funerales, el gran director de orquesta Arturo Toscanini y un coro de 800 personas despidieron a Verdi entonando, precisamente, su "Va Pensiero".

jueves, 28 de enero de 2010

El origen del "Aserrín aserrán".

"Aserrín aserrán" debe ser una de las canciones populares latinoamericanas más conocidas. En Chile, así como en Argentina, se canta "Aserrín aserrán / Los maderos de San Juan / Piden pan, no les dan / Piden queso, les dan hueso / Y les cortan el pescuezo"... Al margen de que generaciones completas de niños latinoamericanos han sido criados por sus institutrices y parvularias con una letra tan edificante y exenta de violencia, esta canción tiene una historia bastante peregrina, que no es fácil de trazar porque se hunde en la magia y tradiciones de la memoria popular, y sólo con laboriosos estudios ha sido posible sacar (más o menos) a flote.

Una de sus posibles vinculaciones, es con el "rocotín rocotán" (que no es difícil de pensarlo devenido en "aserrín aserrán"). El rocotín rocotán es un antiguo juego de adivinación, que ya era mencionado por el tratadista español Antonio Paz y Meliá, en el siglo XVI. Antonio Machado apoya esta opinión, aunque se ha criticado que esta canción es un arrullo y no un juego de adivinación. Aunque, por otra parte, no sería raro que hubiera evolucionado de tal manera, en particular considerando la actitud entre displiscente y francamente persecutoria que ha tenido la Iglesia Católica respecto de toda forma de adivinación, a las que considera manifestaciones demoníacas.

Otra posibilidad, no reñida con la anterior (más bien podrían reforzarse mutuamente) es que la referencia a "los maderos de San Juan" se vinculen con las celebraciones de dicha fiesta. Como ocurre con otras fiestas católicas, la Iglesia Católica prefirió contemporizar a combatir, y en vez de abolir las celebraciones paganas preexistentes, impuso sus propias fiestas en la misma fecha, aprovechándose del brazo secular para favorecer a las cristianas por sobre las paganas. En el Hemisferio Norte se asociaban las fiestas de finales de Junio al solsticio de verano: en Roma se celebraba a la diosa agrícola Ceres, en Grecia al dios vitivinícola Dionisios... En el Hemisferio Sur se celebraba el Inti Raymi, con ocasión del solsticio de invierno, para pedirle al Sol que no se marchara y empezara a alargar otra vez los días para crear un nuevo verano. La Iglesia Católica impuso, tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo, la fiesta de San Juan, aunque se conservaron muchas tradiciones paganas, ahora dándoles un significado cristiano.

Una de las creencias tradicionales acerca de la fiesta de San Juan, es que sería una ocasión propicia para la adivinación. De esta manera, se enlazarían la canción del "aserrín aserrán" ("ricotín ricotán") con las más antiguas mancias paganas. Una variante argentina de la canción, de hecho, hace más que implícita la conexión: "Aserrín, aserrán / las campanas de San Juan / unas vienen y otras van / las que no tienen badajo / van abajo, abajo, abajo"... En 24 de Junio, en efecto, como parte de la tradición católica, se echan (o se solían echar, al menos) las campanas de las iglesias al vuelo. Y así, el antiguo misterio ancestral de la adivinación y el contacto con la esfera supranatural, ha podido devenir en inofensiva canción de cuna...

domingo, 24 de enero de 2010

Nombres de bandas de rock.

Parte importante de crear una banda de rock, es colocarse un nombre altisonante. Después de todo, una banda puede ser todo lo buena que se quiera, pero si carece de un nombre golpeador, todo se hará más difícil. Eso lo saben bien las bandas de Metal Gótico que se ponen nombres fúnebres y deprimentes (My Dying Bride, Lacrimosa...), por ejemplo. A continuación, directo para ustedes gracias al servicio de cultura popular de Siglos Curiosos, una breve compilación de nombres varios, y sus a veces curiosos orígenes.

-- AC/DC se llaman así por la sigla de "corriente alterna / corriente continua" en inglés, lo que les pareció muy energético. Vaya uno a saber si se alcanzaron a enterar de que en slang se solía llamar también AC/DC a los bisexuales...

-- Los BEATLES pasaron a llamarse así porque inicialmente eran los "escarabajos" ("beetles"), pero después consideraron que sería una buena idea decir que tenían onda, y por ende, cambiaron el "beet" por "beat" ("golpear", "ritmo"). Así es que su nombre en castellano significa literalmente "los Escarabajos del Ritmo"...

-- DEPECHE MODE le debe el nombre a una revista francesa de modas, llamada así precisamente ("Dépêche mode", respetando los acentos originales). Traducido de francés, el nombre vendría a ser algo así como "Despacho de moda".

-- DURAN DURAN se llamó así por el profesor Durand Durand, uno de los personajes de la excentrísima película "Barbarella", que en 1972 protagonizó la lúbrica Jane Fonda. Por lo tanto, esta banda en castellano se llamaría... Duran Duran. Por cierto, ya saben de dónde salió el tema "Electric Barbarella", de esta banda...

-- MEGADETH le debe su nombre al fantasma de la amenaza nuclear, que pesaba mucho en los '80s. Su traducción literal al castellano sería "Megamuerte" (o, considerando el cambio en la grafía de la palabra inglesa "death", quizás podría ser "Megamorte").

-- El nombre de PINK FLOYD es un tanto rebuscado. En realidad es un homenaje a dos músicos distintos: Pink Anderson y Floyd Council, ambos cantantes de blues. Ahora bien, en castellano el nombre de la banda significaría "Gris rosado" ("floyd" es la variante escocesa de la palabra inglesa "grey", que significa "gris").

-- RAMMSTEIN le debe su nombre a la base aérea que Estados Unidos instaló en la localidad de Ramstein (con una M, la banda le puso una M adicional), ironizando sobre un desastre aéreo en una exhibición aérea que hubo en esa ciudad en 1988. Aunque en este caso no estaríamos bien autorizados para traducir al castellano porque se trata de un topónimo, si la banda quisiera ponerse el mismo nombre en nuestro idioma cervantino debería llamarse "Piedra del Espolón" (esto, gracias a la valiosa ayuda de babelfish.yahoo.com, dicho sea de paso).

-- REM se llamaron así por accidente. Buscando un nombre para su banda, abrieron un diccionario y se toparon con la sigla inglesa "R.E.M." ("Movimiento Rápido de Ojos", en inglés), una de las fases del sueño en neurología. Por lo tanto, esta banda en castellano sería "M.R.O.".

-- ROLLING STONES se llamaron así por una canción de Muddy Waters, llamada precisamente "Rollin' Stone". Contra la creencia popular, la canción que la banda de Mick Jagger hizo un cover no fue este tema de Muddy Waters, sino "Like a Rolling Stone" de Bob Dylan (que a su vez probablemente le deba el nombre al tema de Muddy Waters). Literalmente el término significa algo así como "canto rodado", pero en forma figurada se puede utilizar para designar a las personas inestables y cambiantes, las "balas perdidas", diríamos. Considerando los antecedentes de la banda, es más que probable que sea el segundo concepto el de traducción más fiel a la intención original.

-- Los chicos de TOKIO HOTEL no se quemaron demasiado, y bautizaron a su banda de tal manera porque les gustaba la ciudad de Tokio, y porque se la pasaban viviendo en hoteles. Por obvia, me ahorraré la traducción al castellano en este caso.

Y con estas diez es suficiente por hoy, ya habrá tiempo para explorar otros nombres de bandas con orígenes exóticos o casuales...

jueves, 21 de enero de 2010

El cuarto disco de Los Tres.


Las dos grandes bandas de rock que imperaron en Chile durante los '90s, fueron por una parte La Ley, y por la otra Los Tres. Ambos eran representantes de dos tendencias musicales siempre presentes en el panorama chileno: la extranjerizante, de tendencia más elitista, presta a sonar internacional y sin identidad nacional (La Ley), versus la chilenizante, de vena claramente más popular, que asume códigos rockeros únicamente como soporte para ritmos populares e incluso folklóricos. Pero Los Tres se merece espacio aquí en Siglos Curiosos, como protagonistas de una de las campañas de publicidad más cretinas que se recuerden en la Historia de Chile.

Después de dos discos de estudio que crearon una base de fanáticos ("Los Tres" en 1991 y "Se remata el siglo" en 1993), Los Tres se vieron catapultados a la fama y al éxito masivo con "La espada y la pared", que lanzaron en 1995. Méritos artísticos aparte, que Siglos Curiosos es un blog de Historia y no de apreciación crítica, lo cierto es que su tercer disco de estudio los puso en aprietos, porque ahora que eran masivos y populares a todos los niveles, se enfrentaban al histórico problema de cómo superar su propio éxito, y cómo promocionar su nuevo disco, habida cuenta de que una disminución de las ventas sonaría como un fracaso dentro de los estándares propios de la sociedad consumista, fuera bueno el nuevo disco o no.

De este modo, Los Tres optaron por el secretismo, lanzando una intensa campaña de prensa en la cual ocultaban celosamente el título del nuevo disco. La alegación era que el título no podía ser dicho a nadie, porque de lo contrario, el chiste perdía sentido. Con lo que consiguió el objetivo de que todos los consumidores de Rock estuvieran esperando el lanzamiento del nuevo disco, aunque fuera para conocer su título. Y su título fue... "Fome". (En Chile, ser fome significa algo así como ser aburrido o tonto, se dice "¡Qué fome!" como sinónimo de "¡Me aburre!"). No se puede decir que no sea pura integridad, porque si bien la broma era fome, el propio disco se llamaba "Fome", así es que la broma tenía que ser fome. Pero por otra parte, ¿quién diseña una campaña promocional para que ésta sea fome? En los hechos, los singles posteriores de Los Tres ya no tuvieron tanto éxito masivo como los obtenidos por "La espada y la pared" (nuevamente en términos de números, dejando la apreciación artística fuera), y la banda empezó su largo período de declive, que remató finalmente en su disolución. Y su posterior regreso. Y es que en materia musical se ha visto a gente muerta cargando ataúdes...

domingo, 17 de enero de 2010

El Festival de Viña y el fin de la dictadura militar.


El Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, conocido simplemente como "Festival de Viña" por los amigos, se consolidó en la segunda mitad del siglo XX como el gran evento multimedia veraniego. Aunque en decadencia desde la década de 1990, por la competencia de la TV por cable y de Internet, aún sigue ocupando parte importante del panorama mediático chileno, llenando la prensa y la televisión durante el mes de Febrero. Y como era inevitable tratándose de un evento de tal envergadura, la política más tarde o más temprano tenía que colarse ahí. Por compendiar, nos referiremos sólo a las anécdotas relacionadas con el fin del gobierno de Augusto Pinochet.

En 1986, cuando los opositores empezaban a hacerse oir con mayor ruido, se presentó Pachuco y la Cubanacán en el Festival de Viña. Uno de sus hits era la adaptación del tema "El africano" de Wilfrido Vargas, cuya letra se refiere picarescamente a un negro que quiere propasarse con una chica. Nadie previó que cuando se cantaba el estribillo "mami, que será lo que quiere el negro", el público a coro rugió gritando "¡¡¡QUE SE VAYA PINOCHET!!!". Pachuco (nombre artístico del cantante Roberto Fonseca) cayó en desgracia ante el régimen, pero resultó que Lucia Hiriart, la esposa de Augusto Pinochet, era una de sus fans, así es que el asunto no pasó a mayores con el cantante. El programa humorístico "Jappening con Ja", por su parte, que estaba integrada por gente que apoyaba al gobierno (lógico, si se emitía en TVN, el canal oficial), para bajarle el perfil al asunto sacó en respuesta un sketch en que, en respuesta, se reemplazaba la ominosa respuesta por un inofensivo y racista "paralapapiricoípi", que, no se crea que no, prendió lo suyo entre la gente.

Ya para 1987, habían vientos de que la dictadura se estaba agotando, y el plebiscito de 1988 estaba acercándose a marchas forzadas. En este ambiente, los programadores de la versión de Febrero de 1988 decidieron llamar a Los Prisioneros, como uno de los grupos de mayor convocatoria chilena del momento. Pero había un problema: Los Prisioneros habían música de protesta (su música estaba inspirada en The Police y The Clash, entre otras bandas punk y postpunk británicas, y sus letras eran profundamente antisistémicas). Obviamente fueron bajados, y el Festival de Viña vivió en su lugar una incursión de bandas argentinas más inofensivas, como Soda Stereo o G.I.T., o chilenas también más inocuas, como UPA! y Cinema.

En 1988 las cosas fueron aún más abiertas. Uno de los artistas invitados fue la banda Mr. Míster, que por ser anglosajona, podía considerársela como "segura". Los productores la debieron sudar gorda entonces cuando Richard Page, el vocalista, hizo en pleno escenario una declaración pública de apoyo a los artistas chilenos amenazados de muerte por la ACHA (Asociación Chilena Anticomunista): "Un saludo para los actores chilenos amenazados. Los artistas del mundo estamos con ustedes". Antonio Vodanovic, el conductor, palideció y trató de mantener la compostura, y la transmisión televisiva fue interrumpida, pero el daño ya estaba hecho: todos los espectadores (o sea, en la época, todo Chile) ya habían escuchado.

Más sutil fue el raspacachos del "Puma" Rodríguez. José Luis Rodríguez había pisado ya el escenario de Viña del Mar en 1981, con un gran éxito, de manera que lo suyo era un regreso en gloria y majestad. No podía considerarse al "Puma" como un cantante de izquierdas ni mucho menos, y de hecho los adversarios a Pinochet arriscaron la nariz con su presencia en Viña. Pero su presentación fue un éxito, y el público empezó a pedir con voz en cuello que se le diera la Gaviota de Plata. Los organizadores empezaron a demorar el galardón. El Puma dijo entonces sibilinamente: "A veces hay que escuchar la voz del pueblo". Y la historiadora María Eugenia Garrido, que por esos años había sido designada por el gobierno de Pinochet como alcaldesa de Viña del Mar, debió subir a hacer entrega del premio en cuestión...

jueves, 14 de enero de 2010

Chile niega el asilo político a un liberal colombiano.


Uno de los más vergonzosos episodios de la por otra parte nunca demasiado lucida historia diplomática chilena, lo protagonizó (a su pesar, todo sea dicho) don Julio Barrenechea en el año 1952. Julio Barrenechea es mejor conocido (es un decir, en realidad, porque hoy en día poquísimos lo leen, si es que alguien) por haber ganado el Premio Nacional de Literatura en 1960. Pero ocho años antes, se desempeñaba como Embajador de Chile en Colombia. Eran años turbulentos en Colombia por aquella época. Era Presidente don Laureano Gómez, de tendencia ultraconservadora, que tenía a gala poseer un retrato afectuosamente firmado y dedicado nada menos que por Francisco Franco. Con un Presidente así, es lógico que los liberales, por mucha mayoría que fuesen por sobre los conservadores, las tenían que pasar muy mal.

En Abril de 1952, ante la Embajada de Chile, el liberal Saúl Buitrago Fajardo pidió asilo político. Había sido jefe del liberalismo en la localidad de Yacopi, había sido diputado, su vida estaba amenazada, y la policía, además de incendiar su farmacia y su casa vecina, había asesinado a su padre y a su hermana. Durante un tiempo había resistido al Gobierno como guerrillero, pero después había depuesto las armas, decepcionado de la lucha armada como método político. Julio Barrenechea hacía memorias (frente al periodista Hernán Millas, que da testimonio de esto en su libro "Habráse visto") de que Buitrago eligió a Chile entre varias opciones debido a que su Himno Nacional dice "Y o la tumba serás de los libres, o el asilo contra la opresión"... El asilo para Buitrago fue pedido por Alfonso López, Eduardo Santos y Carlos Lleras Restrepo, titanes pesados de la República de Colombia: todos ellos habían sido en su turno Presidentes, nada menos. Julio Barrenechea había concedido cinco asilos, y con éste concedió el sexto, en calidad de provisorio mientras consultaba con la Cancillería de Chile.

Laureano Gómez se indignó, dijo que Chile le estaba concediendo asilo a un bandolero, y envió a la policía para cercar la Embajada. Irónicamente, el propio gobierno de Laureano Gómez en aquel tiempo le había dado asilo al peruano Víctor Haya de la Torre, y como la por entonces dictadura peruana había amenazado a Colombia, los colombianos habían recurrido a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que "amparase el sagrado derecho de asilo"... ¡Lo que el colombiano Laureano Gómez consideraba bueno para sí frente a los peruanos, no estaba dispuesto a concedérselo a los chilenos! Julio Barrenechea, como Embajador ante Colombia, conocía esta situación, y sabía que jurídicamente podía darse la pelea. Pero su superior, el Canciller chileno Eduardo Yrarrázabal Concha, que era conservador (derechista, entendámosnos) simpatizaba con Laureano Gómez, o bien simplemente se acobardó, y envió un cable brutal, por el cual ordenaba a Julio Barrenechea echar a Buitrago de la Embajada al día siguiente.

Julio Barrenechea, en un gesto que lo honra, envió entonces su propio cable a Gabriel González Videla, a la sazón Presidente de Chile: "Inhumana actitud vuestro Gobierno al negar asilo concedido por mí, provisionalmente, a un guerrillero colombiano, es incompatible con conciencia pueblo chileno, tradición nuestra Cancillería y mis personales convicciones. En consecuencia, renuncio indeclinablemente a continuar representándolo como Embajador ante Gobierno de Colombia". Para los no enterados en Historia de Chile, es bueno recordar que González Videla había sido elegido Presidente con el apoyo de los comunistas en 1946, y luego los había traicionado indignamente, poniéndolos fuera de la ley y abriendo campos de concentración en su contra a través de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia.

Por supuesto que apenas salió de la Embajada, Buitrago fue arrestado por la policía colombiana. Murió semanas después, asesinado en prisión, por el clásico expediente de montar en escena una fuga. En cuanto a Julio Barrenechea, cargó hasta el último con el dolor de haberle fallado a alguien que había confiado en él. Refiere el mismo Hernán Millas haberle escuchado decir: "Pudo escoger cualquiera otra embajada. Buscó la chilena, porque la creyó la más humana, la de mejor fianza. Resultó antesala de la muerte"...

domingo, 10 de enero de 2010

Los orígenes de la Ciencia Ficción en Chile.


El siglo XIX fue el siglo del aceleramiento tecnológico. Hasta la centuria anterior, todo marchaba a paso de caracol, mientras que a partir de la Revolución Industrial, cambios técnicos (¡y los sociales relacionados!) que antaño tomaban generaciones, ahora se daban en el curso de una sola vida. Y como la Literatura se empapa de la vida, no es raro que los ecos de este fenómeno alcanzaran a los literatos, y empezara una embrionaria Ciencia Ficción. Y Chile, aunque país provinciano en el contexto mundial, no se mantuvo al margen de la tendencia.

Como había sucedido en la Europa del siglo XVIII (por ejemplo, el "Micromegas" de Voltaire), durante la mayor parte del siglo XIX la ficción científica chilena en realidad sólo servía de vehículo para hacer planteamientos filosóficos o políticos proporcionándoles a los autores la excusa de que "es una fantasía escapista y nada más" para no responsabilizarse por sus dichos. En este contexto encontramos un texto de Juan Egaña (¡el redactor de la Constitución de 1823!), que en Londres, en 1829, publicó "Ocios filosóficos y poéticos en la Quinta de las Delicias", siguiendo un poco la tradición volteriana, y más lejanamente, la de Luciano de Samósata, de crear a través de diálogos un mundo imaginario... un mundo de Ciencia Ficción.

En 1842, el político Victorino Lastarria publica "Don Guillermo", novela en la que su protagonista, el inglés Guillermo Livingston, termina por motivos varios en la Cueva del Espelunco y accede a otro universo paralelo (nótese que "espelunco" es un anagrama de "pelucones", el sobrenombre "de cariño" que tenían los conservadores... a quienes Lastarria, como buen liberal, fustiga con saña). El reino que el héroe encuentra, está subyugado por cuatro bestias, a las que debe por supuesto enfrentar: Mentira, Ignorancia, Fanatismo y Ambición. La alegoría política sigue porque se oponen el tétrico y satánico Espelunco (es decir, el pasado colonial chileno alegorizado, claro está) con la Patria Transparente, llena de luz y calor. Esta novela es varios años ANTERIOR a "Martín Rivas" de Alberto Blest Gana... considerada unánimemente por la crítica local como la "primera novela chilena".

En la década de 1870, Chile vivió un despegue económico y un aperturismo internacional que quizás influyó en que surgieran algunas obras más por el estilo. Liborio Brieba, escritor de relatos históricos, se atrevió con un folletín fantástico llamado "Los anteojos de Satanás" en 1871. En 1875, un inglés avecindado en Valparaíso llamado Benjamin Tallman había escrito "¡Una visión del porvenir! O el Espejo del Mundo en el año 1975". Y en 1878, David Miralles publica "Desde Júpiter", que inspirándose en Julio Verne (a quién había leído entre noche y noche de bohemia parisina, todo sea dicho), escribe las visitas hacia otros mundos de un "santiaguino magnetizado" (sic).

Pero no es sino en la década de 1920 que comienza una producción cienciaficcionística ininterrumpida en Chile, aunque con altas y bajas, ya que la crítica chilena se ha tendido a cuadrar en masa con la literatura realista y criollista. Ahí surgen "Tierra Firme" de R.O. Land (1927), "El dueño de los astros" de Ernesto Silva Román (1929), "Ovalle, el 21 de Abril del año 2034" de David Perry (1933), "El secreto del Doctor Baloux" (1936), "Mundo y supermundo" de Antonio Villanelo (1937)... y cerramos con el gran poeta creacionista chileno Vicente Huidobro, que sensible al ritmo de los tiempos, ahondó en la Ciencia Ficción con "La próxima (historia de guerra futura)" (1934) y "Caglistro (novela-film)" de 1942. El resto es historia.

jueves, 7 de enero de 2010

Androides y antropoides.


Hace un tiempo atrás hablábamos acerca de las palabras griegas "antropos" y "andros", refiriéndose la primera a los seres humanos en general, y la segunda a los hombres (específicamente al sexo masculino) en particular. Una cuestión interesante al respecto ha sido planteada por la robótica, ya que la dicotomía entre dichas palabras aparece cuando se trata de ambas terminadas en "oide". Porque en sentido estricto, lo que llamamos un "androide" en realidad debería llamarse "antropoide", y lo que llamamos antropoide, bueno, ejem...

En realidad, tanto "antropoide" como "androide" comparten la idea de una criatura parecida al ser humano. "Antropoide" es la más antigua de las dos. Resulta que en la época de los grandes descubrimientos geográficos (siglos XV y XVI, principalmente), los europeos avanzaron más allá de la línea del Ecuador, y se llevaron una sorpresa. Los europeos conocían los monos, por supuesto, debido al comercio con el norte de Africa. Pero todos estos monos eran pequeños y con cola. En cambio, los monos que se encontraron más al sur, en particular los gorilas y los chimpancés, no sólo carecían de cola, sino que eran más inteligentes, y tenían un aire mucho más humano. Para establecer distinciones, empezó a hablarse de simios que se parecían a los seres humanos. Como la palabra "antropos" ("ἄνθρωπος") significa "ser humano" en griego, se le sumó el sufijo "-eides", que en griego designa a las especies. Por tanto, al hablar de simios antropoides se estaba diciendo que son "simios con forma de ser humano". Claro está que después la palabra "simio" se perdió, para lo que se refiere, y empezó a hablarse de antropoides a secas.

Pero después vino la Ilustración, el Racionalismo y la Revolución Industrial, y con ello la posibilidad, en teoría al menos, de fabricar artefactos mecánicos que pudieran imitar la forma y movimientos de los humanos. La idea no era nueva: en la mitología hebrea ya existía el golem, por ejemplo, y entre los griegos estaban los asistentes del dios griego Hefaistos (el Vulcano romano), que como buen metalúrgico y forjador, se forjó unos hombres de metal para tales labores. La diferencia es que en el siglo XIX, lo que pertenecía al campo de la mitología amenazaba con volverse realidad. Pero como la palabra "antropoide" estaba ocupada, hubo quien se volvió hacia la otra, hacia la palabra griega "andros" ("ἀνδρός"), que significa el ser humano de género masculino en griego. En una cultura falocéntrica como la del siglo XIX, nadie pareció plantearse en serio la posibilidad de un ser mecánico que imitara a una mujer en vez de a un hombre, de manera que la palabra prendió, y tales engendros fueron llamados "androides" en adelante. Cuando vino George Lucas y "La guerra de las galaxias", la palabra se contrajo a "droide", eliminando la primera sílaba de la raíz griega "andros". O sea, si tradujéramos "androide" literalmente como "hombriforme", "droide" vendría a traducirse como "briforme", eliminando la primera sílaba... La palabra androide tuvo popularidad un tiempo, aunque después se impuso el vocablo "robot". Con todo, "robot" abarca a todos los artilugios mecánicos capaces de ser programados para un trabajo, y que no necesariamente tienen forma humana (y por lo tanto, técnicamente no son androides, así como en sentido estricto no lo es R2D2 en "La guerra de las galaxias").

¿Y la posibilidad de un robot con forma de mujer, o que imite a ésta? El artista japonés Hajime Sorayama aceptó el reto, y creó bellísimas infografías de chicas robóticas, a las que llamó precisamente "ginoides" (del griego "γυνή", que significa "mujer"). Pero las ginoides son mucho más antiguas que esto. Es más: el primer robot que apareció en el cine fue precisamente una ginoide (y no un androide). En la película alemana de Ciencia Ficción "Metrópolis", de Fritz Lang (1927), un científico loco le da vida a su propio "monstruo de Frankenstein". Sólo que en este caso el "monstruo" es una chica, y es una chica robot: se trata de la ginoide María (fotocopia literal de una María humana...), que después desata una apocalíptica revolución social dentro de los márgenes de la muy correcta y ordenada Metrópolis... interprétese esto último como se quiera.

domingo, 3 de enero de 2010

El primer visitante extraterrestre en la Tierra.


Muchas veces se ha insistido que nuestras actuales sagas épicas del cine, la televisión y las novelas (Star Wars, Star Trek, Mátrix, El Señor de los Anillos, etcétera) son la continuación de las viejas historias mitológicas por otros medios. En muchos sentidos, esto es cierto. Las historias de robots, por ejemplo, fueron preludiadas por las historias mitológicas sobre seres humanos artificiales, forjados en metal como el caso de los asistentes mecánicos de Hefaistos (el dios griego de la metalurgia), o construidos a partir del barro, como es el caso del golem. Por eso, puede resultar un tanto sorprendente que las historias de visitantes extraterrestres a la Tierra sean mucho más recientes. Tanto, que el primer visitante extraterrestre en la Tierra es un jovencito de apenas dos siglos y medio, una nada frente a la venerable edad de la Biblia, la Ilíada o el Ramayana.

En efecto, el primer visitante extraterrestre en la Tierra, el ancestro más lejano de E.T., del Depredador o de Klaatu y Gort, se llama Micromegas, y es el protagonista de un relato del escritor francés Voltaire. Este era, recordemos, uno de los decididos defensores de la Ilustración, en el siglo XVIII, y compartía su tiempo entre sus jugueteos con la Filosofía, y unos escritos satíricos en donde les descargaba fieros martillazos a los poderosos de su tiempo. De hecho, Voltaire se hizo tan indeseable a la Iglesia Católica, que obtuvo el raro privilegio de que su obra entera, tanto presente como futura, fuera condenada de una a caer en el Index (lo usual era que la condena fuera obra por obra, no al corpus literario de un escritor como un todo). En su "Micromegas", Voltaire crea a un personaje que es un nativo de la estrella de Sirio, y que siendo un gigante de enorme tamaño, viaja a la Tierra, espoleado por su afán de saber sobre el universo. Luego de trabar amistad con un nativo de Saturno, juntos llegan a la Tierra. "Micromegas" no es excesivamente largo, y termina con el héroe (cuyo nombre es un compuesto de las palabras griegas para "pequeño" y "grande") teniendo una muy erudita conversación con un grupo de filosófos que, como de costumbre en la obra volteriana, acaban por hacer el ridículo más absoluto cuando pomposamente buscan defender rebuscados e imposibles sistemas filosóficos.

Más allá del elemento satírico, Voltaire parece no advertir que acaba de crear una nueva especie de turista: el visitante extraterrestre de paseo por la Tierra. Había literatos antiguos que habían escrito antes sobre extraterrestres, en particular sobre la especie más próxima a la de nosotros, la de los selenitas (después se probó que en la Luna no había vida, y los selenitas desaparecieron de la Literatura). Estos fueron descritos por el griego Luciano de Samosata en el siglo II, por Kepler a comienzos del XVII, y en años algo posteriores por Cyrano de Bergerac, antes que Voltaire creara a su Micromegas. Pero en todos ellos, eran los humanos quienes viajaban a la Luna y se encontraban con los selenitas, no al revés. Por alguna razón, en algunos de estos relatos los selenitas se encontraban en guerra con los solarianos (los habitantes del Sol), sin que se explique cómo es que ellos tenían la tecnología para surcar el éter, y jamás hayan pensado en poner un pie en la Tierra antes, utilizando esa misma tecnología.

Por otra parte, las historias de criaturas no humanas descendiendo a la Tierra no son nuevas, como lo prueba el conocido eslogan New Age de "ángeles ayer, extraterrestres hoy". Se encuentran incluso en la Biblia, en el célebre capítulo de los nefilim, los hijos de Dios que descienden para aparearse con las hijas de los hombres y engendran a los héroes, los "hombres famosos de la Antigüedad". Pero lo que falta en este caso es el elemento, podríamos decir, extraplanetario. En las cosmovisiones antiguas, no existían otros planetas, o éstos eran apenas puntos de luz o fogatas en el cielo. No se esperara que albergaran vida. Incluso en tiempos tan recientes como el Renacimiento, decir que los planetas podían ser cuerpos celestes semejantes a la Tierra podía llevarte a la hoguera (como de hecho le pasó a Giordano Bruno en 1600, por estas y otras afirmaciones que la Iglesia Católica consideró como intelectualmente terroristas). Aunque parezca de perogrullo decirlo, no podía pensarse en visitantes extraterrestres a la Tierra, antes de que se pensara en planetas fuera de la Tierra que pudieran albergar esa vida extraterrestre. Y por eso, es Micromegas quien debe adjudicarse el honor de ser la primera criatura extraterrestre que visita nuestro planeta.

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