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jueves, 30 de abril de 2009

Isaac Asimov y el Sionismo.

El escritor de Ciencia Ficción y divulgador científico Isaac Asimov, era hombre de firmes convicciones liberales y humanitarias. Nacido en Rusia en 1920, su familia llegó a Estados Unidos en 1923. Asimov, de orígenes judíos, recibió una educación secular, se convenció de que América era el crisol de razas, y fue un profundo admirador de la democracia estadounidense. Por eso no comulgaba con los sionistas. En sus "Memorias" escribe sobre algunos judíos: "(...) después de condenar el antisemitismo con un tono desmesurado, pasan en un instante a hablar de los afroamericanos y, de repente, empiezan a sonar como un grupo de pequeños Hitler. Y cuando lo hago notar y me opongo con energía, se vuelven en mi contra, furiosos. Sencillamente no se dan cuenta de lo que están haciendo". Y abunda más: "En estos momentos se está produciendo una gran afluencia de judíos soviéticos a Israel. Están huyendo porque temen una persecusión religiosa. En el momento en que ponen sus pies en suelo israelí, se convierten en nacionalistas extremistas sin piedad para los palestinos. Pasan de perseguidos a perseguidores en un abrir y cerrar de ojos".

Refiere Asimov en el mismo texto, el enfrentamiento que tuvo en una mesa redonda con Elie Wiesel, "que sobrevivió al Holocausto (...) y que ahora no habla de nada más" (Wiesel recibió el Premio Nobel de la Paz en 1986; Asimov sitúa la anécdota en 1977). Dijo Wiesel que no confiaba en los científicos o los ingenieros porque habían participado en la dirección del Holocausto. Irritado Asimov, defensor a ultranza de los beneficios que la Ciencia ha traído a la Humanidad (y tiene razón, usted está leyendo Siglos Curiosos gracias a los inventores de los computadores y de Internet), le espetó a Wiesel que el haber sido perseguido no muestra que ese grupo sea inocente o culpable de nada, sino simplemente que era más débil que el grupo perseguidor, y que en otras circunstancias, podrían ser los perseguidos quienes fueran perseguidores.

-Déme un solo ejemplo en que los judíos hayan perseguido a alguien- replicó Wiesel, muy excitado.

-Bajo el reinado de los Macabeos en el siglo II a.C., Juan Hircano de Judea conquistó Edom y obligó a los edomitas a elegir entre la conversión y la espada. Los edomitas, que eran prudentes, se convirtieron, pero después fueron tratados como un grupo inferior, ya que aunque eran judíos eran también edomitas.

-Esa fue la única vez.

-Esa fue la única vez que los judíos tuvieron el poder. Una de una, no es un mal récord.

Aunque bueno, en honor a la verdad, si hemos de contar veces en que ha habido estados judíos en el mundo (el Israel moderno, el Reino Macabeo, el Reino de David que tuvo también sus coqueteos con la intolerancia religiosa a costa de los cananeos), deberíamos incluir también al Reino Jázaro, del cual no parecen haberse conservados registros de fanatismo religioso. ¿Diríamos entonces, tres de cuatro...?

domingo, 26 de abril de 2009

Los quemalibros.


Quemar libros es, qué duda cabe, uno de los placeres psicóticos predilectos de toda clase de fundamentalistas religiosos, nacionalistas o de cualquier índole, como paladear el más delicioso caviar para un gourmet. Para dichas mentes estrechas en su visión del mundo, la aniquilación por el fuego de aquellas obras transgresoras no es sólo una labor pía o necesaria para hacer predominar sus concepciones inherentemente justas y virtuosas (según ellos, claro, miren qué casualidad), sino además les proporciona el placer moral de ver arder simbólicamente a sus enemigos (cuando no hacen arder a los escritores o lectores de esos libros también, por supuesto). En Siglos Curiosos, hacemos un brevísimo repaso de quienes han pretendido iluminar al mundo con la vibrante luz de sus hogueras alimentadas por los libros que pecan en la indelicadeza de... no ser de su egregio e inspirado gusto.

Hacia 429 a.C. En la civilizadísima Atenas, la obra del agnóstico Protágoras de Abdera es condenada por impiedad, y una sentencia judicial ordena quemarla. En la actualidad no se conserva ninguna de estas obras, salvo por citas y referencias de segunda mano.

Hacia el año 213 a.C. Tsin Shi Huangti, Primer Emperador de China, decide que la cultura china va a recomenzar entera desde cero. Y ordena quemar todos los libros antiguos. Sólo se salvan los de Medicina y Astrología, por ser conocimientos útiles para la nueva sociedad. El libro chino de Historia más antiguo conocido, es posterior en casi tres cuartos de siglo.

Hacia 168 a.C. El monarca seléucida Antíoco IV, como parte de su persecusión contra los judíos, ordena quemar libros rabínicos (fundamentalmente la Torá).

Hacia 390 d.C. El Emperador romano Teodosio, fanático cristiano y acérrimo perseguidor de paganos, en convenio con el Obispo Teófilo de Alejandría, ordena el asalto de la Biblioteca de Alejandría, quemándose los libros que pudieran contribuir a la perpetuación de la cultura pagana.

640 d.C. El Califa Omar conquista Alejandría. Consultado sobre qué hacer con los libros que quedaban de la celebérrima Biblioteca de Alejandría, dice: "si están en contra del Corán son heréticos, y si están a favor del Corán son superfluos". Los rollos que son herencia cultural de más de un milenio de civilización, son utilizados como combustible para calentar el agua en las calderas de los baños públicos de la ciudad.

1210 d.C. y después. Los católicos ordenan diversas quemas de libros que hacen apología del Catarismo. Y como parece poca diversión ver turros de páginas arriscándose por el fuego, asan a los cátaros mismos también, combo doble por el mismo precio.

1497 d.C. Girolamo Savonarola, fraile dominico y a la sazón amo de facto de Florencia, decide purificar la ciudad quemando todo lo que pueda ser considerado como pecaminoso, incluyendo libros. El incinerador acabará incinerado a su vez, un año después, por emprenderlas contra el Papa.

1553 d.C. Calvino, el rigorista teólogo devenido en déspota de Ginebra, ordena la quema de los libros del católico Miguel Servet, por herejía. Y en sabia prevención de que quizás siguiera escribiendo en el futuro, ordena quemarle a él también.

1563 d.C. El piadoso Obispo de Yucatán, Diego de Landa, ordena quemar todos los códices de la cultura maya, como resabios de la barbarie y el paganismo que no tienen cabida en una civilización cristiana como Dios manda. Pero no sin antes utilizar mucho de este material para escribir su propio libro, la "Relación de las cosas del Yucatán"...

1793 d.C. Durante la Revolución Francesa, el abogado Maximiliano Robespierre considera que el mejor expediente para defender la Razón y los ideales ilustrados, es ordenando la quema de libros que defiendan el Catolicismo, el clericalismo o el Absolutismo. Por alguna razón, no hay réplica en el muy racional debate.

1933 d.C. Una serie de obras literarias, científicas y artísticas son quemadas por el Tercer Reich. Se incluyen las obras del "degenerado" de Sigmund Freud, y muchas obras judías.

1966 d.C. En el seno de la Revolución Cultural ordenada por Mao Tsé Tung en China, se llevan a cabo varias quemas de libros. Se reporta que en la región de Xinjiang, donde existen comunidades musulmanas, se queman los Coranes que se encuentran.

Y no olvidemos las quemas de textos literarios varios, organizadas de manera más o menos espontánea por comunidades de todo tipo: los musulmanes quemando los "Versos satánicos" de Salman Rushdie, los cristianos integristas quemando ejemplares de Harry Potter... Tiene su ironía que, suponemos, viviendo en una moderna civilización como la nuestra, tuvieron que haberlo comprado (y enriquecido a la editorial y al escritor con ello) antes de quemarlos...

jueves, 23 de abril de 2009

El juicio contra Protágoras.


Protágoras de Abdera fue sin lugar a dudas uno de los filósofos más importantes de la Antigua Grecia. Sin embargo, para nuestra desgracia, a pesar de haber escrito varias obras (Diógenes Laercio, importante biógrafo de la Antigüedad, menciona al menos once), ninguna de ellas se conserva. Y es que Protágoras no pretendía enseñar grandes doctrinas filosóficas (a pesar de que las tenía), sino que tendía a la enseñanza práctica, fundamentalmente de la Oratoria, y por lo tanto, fue presa fácil para los místicos disfrazados de filósofos como Platón y otros (el propio Platón se dignó, de todas maneras, escribir un diálogo sobre Protágoras). Por su parte, Protágoras tuvo un final un tanto desgraciado, a resultas de un juicio que se le siguió por impiedad.

Protágoras llegó a Atenas y vivió en dicha ciudad en el siglo V a.C., un período excepcional como pocos en la Historia, por el cúmulo de genios que allí se reunieron y desarrollaron sus talentos artísticos, científicos, históricos, literarios y filosóficos. Protágoras llegó a ser amigo de Pericles el Olímpico, el principal líder ateniense, y esto pudo haberle valido la desgracia, ya que el juicio contra Protágoras coincidió con una ola general en contra de este líder.

El pretexto que encontraron para enjuiciar a Protágoras fue que éste habría escrito un tratado ("Sobre los dioses") que ponía en duda a los dioses, y que leyó a algún grupo de amigos. Diógenes Laercio cita así sus primeras palabras: "Con respecto a los dioses no puedo conocer ni si existen ni si no existen, ni cuál sea su naturaleza, porque se oponen a este conocimiento muchas cosas: la oscuridad del problema y la brevedad de la vida humana". Es obvio que con estas palabras está haciendo profesión de agnosticismo y no de ateísmo, porque cuestionaba a los dioses, pero no los negaba de raíz, pero esto bastó para que sus enemigos le acusaran (como puede verse, la famosa Ciudad Luz de la Antigüedad y la que muchos consideran "cuna del pensamiento racional", a veces podía también ser harto irracional). Diógenes Laercio menciona a un tal Pitidoro como su acusador, pero Aristóteles menciona a un tal Evatlo, lo que tendría mucho sentido porque según Diógenes Laercio, Evatlo era discípulo de Protágoras y le debía unos honorarios... que jamás tendría que pagar si Protágoras terminaba condenado.

Parece ser que Protágoras terminó siendo condenado al destierro, bajo la acusación de "asebia" o impiedad (la misma con la que Sócrates fue condenado a muerte, unos treinta años después). Según refieren varias fuentes, la nave en que viajaba naufragó, y Protágoras habría muerto ahogado. Esto sucedió probablemente hacia 429 a.C., pero las fuentes no concuerdan en su edad (70 o 90 años). Así terminó la breve y triste aventura agnóstica y de libertad de pensamiento de Protágoras, ahogada por el falso puritanismo y su buen poco de mezquindad política...

NOTA DE SIGLOS CURIOSOS: Este posteo sobre libros, libertad de pensamiento, agnosticismo y censura religiosa, es una publicación especial de Siglos Curiosos en el Día Internacional del Libro. Que los lectores de Siglos Curiosos encuentren buen solaz en nuestros viejos compañeros los libros, son los deseos de su seguro servidor el General Gato.

domingo, 19 de abril de 2009

El vocabulario del Mal.


En la senda de posteos anteriores de Siglos Curiosos que lidian con la etimología y la historia de las palabras, nos adentramos ahora en el más tenebroso de los terrenos: el Mal. Curiosamente, si uno echa un vistazo al vocabulario de palabras usadas para definir al Mal, descubre cómo a éste se le ha calificado de acuerdo a las particulares aversiones de quienes se sienten "el Bien", y que palabras hoy en día asociadas con lo maligno, no siempre tuvieron ese sentido... Pero veamos:

-- ANTAGONISTA. El término antagonista, a veces usado para describir al enemigo del héroe, viene del teatro griego. En una lucha debe haber siempre dos lados. El principal era el del "protagonistés" (πρωταγωνιστής), que literalmente significa "primer luchador" ("proto" es "primero", como "protozoo" es literalmente "primer animal"). Su adversario era el "antagonistés" (ἀνταγωνιστής), que significa literalmente "el que lucha en contra". El término, por supuesto, se salió del argot teatral y pasó a ser una palabra común del idioma castellano.

-- DEMONÍACO. Demonio y demoníaco vienen hoy en día a ser sinónimos de Satán y satánico. Y sin embargo, ambas palabras vinieron a converger recién en el Cristianismo. El "daimon", en el mundo griego, era simplemente esa vocecilla interior que le sirve de inspiración a la conciencia. Un escritor inspirado, por ejemplo, había de tener un daimon muy activo. Para los cristianos, la idea de una inspiración que no viniera de Dios (monopolizado Dios por los cristianos, claro está, he ahí el negocio) sólo podía tener una fuente: Satán. De ahí que los daimones pasaron a ser asociados con lo satánico, sin que inicialmente tuvieran relación alguna (la figura del daimon es helénica, mientras que la de Satán es hebrea).

-- INFIERNO. Originalmente el "Infierno" eran simplemente las dependencias inferiores del planeta ("ad inferos" significa simplemente lo inferior, en latín). Aunque el Cristianismo reconozca su raíz en el Judaísmo y el Antiguo Testamento, lo cierto es que los hebreos no creían en un infierno como lugar de castigos, sino en el Scheol, el refugio subterráneo de las almas, a donde iban buenos o malos sin distinción. Esta creencia era común a los antiguos griegos, quienes creían en el Hades de manera similar. Los griegos, en época tardía, se inventaron un "lugar para los buenos", que son los Campos Elíseos (ya saben de dónde vienen los Campos Elíseos de París).

-- SATÁN. Inicialmente entre los hebreos, Satán significaba simplemente "el Adversario". Aparece muy poco en el Antiguo Testamento (la Serpiente no vale, porque el Génesis no dice que fuera Satán). En el Libro de Job se lo describe como un ángel más de la corte celestial, que con otros ángeles sube a rendirle tributo a Dios, y de paso trata de sugerirle a Dios que ponga a prueba a Job. El papel de Satán no es intrínsecamente maligno: podemos verlo más bien como una especie de fiscal dentro del tribunal celestial, investigando a los fieles a Dios y ofreciendo antecedentes para ponerlos a prueba en su caso. Después, Satán pasó a ser el Mal por excelencia, haciéndolo casi una especie de "antidiós", algo que ni de lejos se parece al diluído papel que Satán posee en la imaginería cosmológica judía.

-- VILLANO. Siempre se habla del "héroe" (el bueno) contra el "villano", pero originalmente villanos eran simplemente... ¡los habitantes de las villas! El punto es que los villanos solían ser campesinos, en oposición social a los nobles o hidalgos. De manera que estos últimos chuleaban a los habitantes de las villas tratándoles justamente por lo que eran, villanos. De ahí a considerar que los villanos eran los malos del cuento, había sólo un paso.

jueves, 16 de abril de 2009

La Torre de Babel.


La leyenda de la Torre de Babel es una de las más famosas que contiene la Biblia. Su historia, tal y como está narrada en el Génesis, para el lector de hoy en día podría parecer un tanto absurda. Sin embargo, poniéndose en el contexto de las creencias de la época, se explican muchas cosas que podrían parecer extrañas en un primer análisis.

Esta historia es referida en el Génesis, en su capítulo 11. Después del Diluvio Universal, los habitantes de Senaar (esto es, los sumerios o gentes de Sumeria, en Mesopotamia) crearon ladrillos, y con ella erigieron una ciudad que pretendía llegar hasta el cielo. Dios se pone cosquilloso, y decide descender entonces para confundir las lenguas de todos los que ahí hablaban. Del caos subsiguiente, resultó que los constructores no pudieron ponerse de acuerdo para seguir edificando la torre, y ésta quedó abandonada.

En primer lugar, la ciudad de Babel es fácilmente identificable con Babilonia, la gran metrópolis mesopotámica, que a la manera en que después Roma o Nueva York, se transformó en un crisol de razas y culturas muy diversas: esto explica la multiplicidad de lenguas a que se refiere la Biblia (si bien el escritor bíblico, muy poco cosmopolita él, lo considera un mal, y se lo atribuye a un castigo de Yahveh). La Torre de Babel puede ser asociada con un ziggurat, una pirámide o templo religioso construido de ladrillos, que hoy en día sabemos, adornaba la ciudad.

Pero el elemento más curioso de esta historia es que la torre debía tocar el cielo. Nosotros podemos ver esto como una metáfora, ya que estamos acostumbrado a la idea de un cosmos infinito, o al menos muy vasto, sin un "cielo como techo" visible en parte alguna. Pero resulta que los escritores de la Biblia se manejaban con una cosmología diferente. En efecto, en el segundo día de la Creación (consulten Génesis 1:6-8), Yahveh separa las aguas, creando un firmamento entre las "aguas de abajo" y las "aguas celestes". La idea de que arriba del firmamento hay un segundo océano es común a muchas culturas, y explica por qué el cielo es azul. De esta manera, para los escritores del Génesis, el mundo tenía literalmente una bóveda celeste. No es raro entonces que Yahveh se preocupe de que los hombres de Babel sean capaces de erigir una Torre que vaya "de suelo a techo" del mundo, por así decirlo. Esto explica también por qué en el texto bíblico, Yahveh "desciende" hasta Babel, desde el Cielo. En el fondo, el leit motiv de Yahveh para confundir las lenguas de Babel, es que los constructores de la Torre sean capaces de tomar el Cielo por asalto, y derrocarle como señor supremo del universo. Por cierto, el Yahveh del Génesis no era concebido como el Dios abstracto que pensamos hoy en día, sino como una deidad fuertemente antropomórfica, poderosa, pero no todopoderosa, y por lo tanto, sí cabía la posibilidad de que pudieran darle un golpe de estado mediante una torre de asalto contra el Cielo.

domingo, 12 de abril de 2009

De dónde viene la Semana Santa.


La Semana Santa es uno de los hitos más importantes, conjuntamente con la Navidad. Después de todo, la Navidad representa el nacimiento de Cristo, y la Semana Santa conmemora su muerte. La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, que celebra la entrada de Jesús a Jerusalén. El Jueves Santo recuerda la Ultima Cena, el Viernes Santo es el día de la crucifixión, y el Domingo Santo significa la resurrección. Y sin embargo, la celebración de la Semana Santa es incluso anterior al Cristianismo...

Si se lee atentamente y le damos credibilidad histórica a la Biblia, se descubre que Jesús estaba en Jerusalén para celebrar la Pascua de los judíos. Así, "el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua?" (Mateo 26:17). Recordemos que Jesús pretendía reformar el Judaísmo, no crear una nueva religión, como lo testimonia en el Sermón de la Montaña diciendo: "No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas" (Mateo 5:17.18). Por tanto, siendo consecuente con su prédica, Jesús tenía forzosamente que cumplir con la Pascua judía. A partir de ahí, los hechos se precipitan: los fariseos temen que Jesús provoque un alzamiento en Jerusalén, y maquinan hasta conseguir su ejecución, con lo que ligaron indisolublemente la Pascua Judía con el recuerdo de la muerte de Jesús entre los cristianos.

A su vez, esta Pascua judía recuerda un evento histórico anterior: la salida de los hebreos de Egipto. La descripción completa de cómo Yahveh (según la Biblia, claro) le ordena a Moisés celebrar la Pascua judía para recordar siempre quién fue el Libertador, está contenida en el capítulo 12 del Exodo. La historicidad del Libro del Exodo, hoy día se sabe, es un tanto dudosa, pero eso es lo de menos: para estos efectos cuenta que los hebreos celebran a pie juntillas la Pascua porque lo consideran un mandato de su dios, y es el Exodo la base literaria de esto.

Pero todo esto no son meras coincidencias. Muchos pueblos de la Tierra tienen celebraciones similares, paganos incluídos. En las religiones primitivas, esta fiesta era la celebración anual del regreso de la primavera después del invierno, y los hebreos primitivos, como pueblos dependientes de la agricultura que eran, no desconocían estos rituales. De hecho, varios elementos paganos se han infiltrado en esta fiesta, incluyendo los celebérrimos huevos de Pascua, cuya presencia en la festividad no tiene base ni bíblica, ni judía, ni cristiana. De esta manera, los judíos primero, y los cristianos después, tomaron una fiesta preexistente en su legado cultural, y la adaptaron a sus propias creencias, dándole un nuevo significado, consiguiendo así seguir manteniendo las fiestas de toda la vida sin tener que renunciar a una identidad religiosa distintiva.

jueves, 9 de abril de 2009

Los bushismos de la Crisis Subprime del 2008.


¿Alguien recuerda el chiste de Mafalda sobre el mundo manejado con los pies...? El pasado 20 de Enero terminaron ocho años de pesadilla con el que es considerado el Presidente más odiado en toda la Historia de los Estados Unidos (más que el borrachín de Andrew Jackson o que el tramposo de Richard Nixon), don George W. Bush. Parte importante del legado de Bush para la posteridad es, por supuesto, el extenso repertorio de bushismos, de expresiones procedentes de su pintoresco vocabulario. Entre tanto repertorio de bushismos que existe, nos conformaremos con mencionar algunos sobre la marcha de la economía y la Crisis Subprime, que dijo alegremente mientras se las arreglaba para mandar a los enteros Estados Unidos a la bancarrota. Acá van...

-- Diagnóstico de la situación económica que bien puede pasar a la categoría de "famosas últimas palabras": "La economía está creciendo, la productividad es alta, el comercio está arriba, la gente está trabajando. No es tan bueno como nos gustaría, pero... y en la medida que encontremos debilidad, nos moveremos". Lo dijo el 15 de Julio de 2008, antes de que empezara lo peor de la crisis y se pensara siquiera en planes de rescate para la banca de Wall Street.

-- Bush aplicando la receta vaquero "los sacaremos de sus cuevas" en la Crisis Subprime: "Cualquiera enredado en transacciones financieras ilegales será atrapado y perseguido". Esta es del 19 de Septiembre de 2008, cuando había que pasar el plan de rescate a toda costa por el Congreso.

-- Simplismo económico a pedido: "Así es que analicé eso y decidí que no quería ser el Presidente durante una depresión más grande que la Gran Depresión, o el comienzo de una depresión más grande que la Gran Depresión"... Lo dijo el 12 de Diciembre de 2008, cuando la debacle en Wall Street llevaba ya meses.

-- Su receta: "He abandonado los principios del libre mercado para salvar el sistema del libre mercado". Es sensato, bien mirado, pero podría haberlo explicado de una manera que no lo hiciera quedar como un tarado... Esto fue el 16 de Diciembre de 2008.

Y quedará para algún posteo futuro, hacer el repaso minucioso de sus bushismos en materia de política internacional, de terrorismo, y por supuesto que de Historia, que alguno hay por ahí...

domingo, 5 de abril de 2009

Dorar la píldora.


En la actualidad, ser vendedor de farmacias implica poco más que ir del mesón de atención a la estantería para retirar una caja con una cantidad de pastillas con un compuesto químico rigurosamente dosificado, previa entrega de receta médica (sin querer faltarle el respeto a los trabajadores del rubro, claro está... me refiero a los del mesón de atención, no a los barones dueños del oligopolio, también claro está). Consecuencias de la globalización y de haber puesto el negocio farmacéutico en manos de grandes transnacionales de carácter planetario que trabajan con innumerables patentes de investigación. El viejo arte farmacéutico de elaborar los remedios en la misma farmacia, hoy en día se encuentra disponible tan solo en lugares con "recetario magistral", e incluso éstos parecieran ir desapareciendo.

Como decíamos, antaño en las boticas (los antecedentes de las farmacias), los remedios se preparaban prácticamente a pedido. El médico despachaba la receta, y una vez recibida ésta en la farmacia, el farmacéutico debía elaborar las píldoras prácticamente a pulso. Antes, los compuestos químicos que debían ingresar al cuerpo tenían tan mal sabor como hoy en día, y por ende los farmacéuticos adoptaron la costumbre de dorar las píldoras que fabricaban para sus clientes, echándoles alguna substancia dulce encima, a fin de que no se sintiera el gusto del remedio por debajo. Hoy en día muchas pastillas vienen desde la fábrica con una recubierta de buen sabor por este motivo, pero en esa época, era parte del trabajo del farmacéutico el bañarlas en alguna substancia dulce y crear una costra con ella poniéndola al fuego (dorándola).

De ahí que haya nacido la expresión "dorar la píldora", que saltó al léxico popular, y se utiliza todavía hoy, para referirse de manera metafórica al eximio arte de suavizar una mala noticia, de extraerle a una persona cauta o desconfiada algún favor o beneficio, o de proponer un negocio o asunto turbio de manera que no despierte sospechas. Por supuesto, en su acepción original y farmacéutica, los propósitos de "dorar la píldora" eran mucho más sanos y más honestos. Quizás así es como evoluciona la sociedad, después de todo...

jueves, 2 de abril de 2009

¿En qué se parece un obispo y un telescopio?


Preguntarse en qué parece un obispo y un telescopio podría parecer una pregunta ociosa o un chiste, pero hablando bien en serio, sí que existe una conexión entre ambos. Bueno, dos conexiones, si contamos la resistencia de los prelados de la Iglesia Católica a la novísima invención del telescopio, a comienzos del siglo XVII (y es que el telescopio mostraba cosas del cielo que contradecían la Física Aristotélica defendida por la Iglesia, por lo que según ellos no debían cambiar sus conocimientos de Física sino suprimir el telescopio...).

Pero la conexión entre ambos es fundamentalmente etimológica. Todo el mundo más o menos instruido sabe que la palabra "telescopio" viene del griego "tele" (τῆλε), que significa "lejos", y "skopios" (σκοπέω), que significa "mirar". Por tanto, "telescopio" significa "mirar lejos". El punto aquí, es que la palabra "obispo" comparte la misma raíz etimológica de "mirar"...

Obispo, en efecto, es una corrupción idiomática de la palabra griega "episkopos" (επισκοπος). En este caso reemplazamos el prefijo "tele-" por el prefijo "epi-", que significa "por encima", como en epidermis ("por encima de la piel") o epicentro ("por encima del centro", en este caso el centro del terremoto). Por tanto, el episkopos era el que echaba una mirada por encima de las cosas, o sea, en otros términos, el vigilante. Hoy en día, el castellano recoge (aunque con sentidos ligeramente distintos) tanto las palabras "obispado" como "episcopado", siendo la segunda más fiel a su origen etimológico.

Aunque intuitivamente no es demasiado difícil entender la conexión entre obispos y vigilantes, en particular en países como Chile en donde hemos tenido que sufrir la arrogante y autoatribuida censura moral de megalómanos morales con sotana, es preciso considerar que primitivamente el obispo carecía de autoridad alguna. Muchas veces se consideraba episkopos simplemente a los presbíteros, que a su vez eran los ancianos de la comunidad cristiana. Estos carecían de toda autoridad jerárquica, como no fuera la que obtuvieran por la sabiduría acumulada por los años, y se respetaba sus palabras como las de personas con experiencia en asuntos cotidianos, pero no se los obedecía a rajatabla como los obispos modernos esperan que se haga. Recién en el siglo II empezó la mutación de los obispos, de simples asesores de las comunidades, en directores de las mismas, sustrayendo autoridad a la asamblea democrática para concentrarla en sus manos. El paso final se dio en el Concilio de Nicea, del año 325, en que Constantino el Grande organizó la Iglesia Católica, y se apoyó en la autoridad de los obispos para crear una estructura jerárquica que hiciera más manejable a los cristianos dentro de sus dominios. Así, el antiguo episkopos que gobernaba por influencia moral, terminó de mutar en el actual obispo que manda por sujección jerárquica de la grey a su cargo...

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