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jueves, 26 de febrero de 2009

Socks en la Casa Blanca.


El pasado 20 de Febrero de 2009 falleció finalmente Socks, nuestro veterano compañero gato que estuvo nada menos que... ¡en la Casa Blanca! Porque Socks ("calcetines", en castellano) fue el gato mascota de Bill Clinton. O mejor dicho, el gato mascota de Chelsea Clinton, la hija de Bill. El caso es que el buen Socks fue el gato mascota cuasi-oficial durante los ocho años de gobierno de Clinton en la Casa Blanca.

El gato apareció un buen día, prácticamente porque se le dio la gana. Se le supone nacido en Marzo de 1989, pero como sucede con frecuencia respecto de los gatos, esta noticia es incierta. En Little Rock, un día de 1991, Chelsea Clinton, quien por entonces tenía 11 años, volvía de sus lecciones de piano. Socks jugaba con su hermana Midnight, y simplemente llegó y le saltó a sus brazos. El gesto le ganó gracia, y Socks se quedó con los Clinton. En la época, Bill Clinton era Gobernador de Arkansas, y allá fue a alojarse el gato. Después, en 1992, cuando Bill Clinton fue elegido Presidente de los Estados Unidos, Socks los acompañó y se transformó en el gato de la Casa Blanca.

La estancia de Socks en la Casa Blanca fue un tanto movida. Se transformó en uno de los más eficaces relacionadores públicos de la misma (lo que habla bastante mal de ustedes, humanitos, que hasta un gato puede hacer su trabajo...). Con otro gato que andaba dando vueltas allí, llamado Slippers, hizo buenas migas, y compartió comida y agua. Pero en el segundo período presidencial, los Clinton tuvieron la desafortunada idea de meter a un labrador llamado Buddy en la Casa Blanca. La que se armó después fue Israel y Palestina: lo de Buddy y Socks fue odio inmortal y eterno.

Cuando se acabó el gobierno de Bill Clinton, Buddy fue el elegido para seguir con la familia. El pobre Socks por una vez no se salió con la suya, pero la secretaria Betty Currie (quién, dicho sea de paso, tuvo su peso en la investigación del asuntillo ése con Monica Lewinski) se lo llevó consigo. Desde ese entonces el gato, que ya rondaba más o menos los once años, tuvo una vida retirada del público. Aún así, se las arregló para alcanzar la provecta edad de 18 años (quizás 19). Finalmente la naturaleza hizo lo suyo, y Socks enfermó de las tiroides y los riñones, lo que se agravó con lo que probablemente fue un cáncer. Cuando se negó a comer, fue finalmente dormido. Había sobrevivido nada menos que siete años a su mortal enemigo Buddy: el pobre labrador terminó malogrado el 02 de Enero de 2002, luego de que corriendo, fuera arrollado por un automóvil.

domingo, 22 de febrero de 2009

Los glosadores.


Uno de los fenómenos históricos más interesantes de la Edad Media, fue el nacimiento del llamado Derecho Común (ius commune) en el siglo XII. Este fenómeno se encuentra estrechamente vinculado al resurgimiento del Derecho Romano en Occidente, por el redescubrimiento del "Corpus Iuris Civilis", la codificación del Derecho Romano ordenada por Justiniano en el siglo VI. Y los héroes de esta jornada, en una primera etapa al menos, fueron los llamados glosadores.

Durante los inicios de la Edad Media, el Derecho europeo era una interminable retahíla de decretos reales, fueros, cartas pueblas y un largo etcétera, cuya característica más importante era el localismo, o sea, que los fueros aplicables en una aldea carecían de todo valor en la aldea vecina... y Europa era un enorme mosaico de aldeas, ciudades, feudos, obispados, casteles, etcétera. En el siglo XI un monje llamado Irnerio, descubrió en Bolonia la antigua codificación de Justiniano, que en Oriente había perdido vigencia en el siglo VIII, y en Occidente nunca había tenido una gran aplicación, como no fuera en los escasos apéndices que el Imperio Bizantino se había construido en sus efímeras cabezas de playa italianas o españolas. Este redescubrimiento permitió el lanzamiento de la Universidad de Bolonia como la más prestigiosa casa de estudios jurídicos en toda Europa, estatus que mantendría durante toda la Edad Media. El "Digesto" de Justiniano se transformó en el libro más importante de toda la cultura jurídica occidental, gracias a los profesores de Bolonia, y lo seguiría siendo hasta la época del Código Napoleónico, siete siglos después. Y es que, frente a la fragmentaria realidad jurídica de la época, tener a disposición una especie de juego de leyes que fueran únicas para todo el continente, hicieron muy atractiva su enseñanza: en las cátedras de Derecho medievales, en que habían alumnos de todas las regiones de Europa, no se enseñaban los mil y un derechos forales, sino un único ius commune basado en el Corpus Iuris Civilis en general, y en el Digesto en particular.

En este escenario entran los glosadores. Resulta que el Derecho Romano era nada menos que la ley del antiguo Imperio Romano, que para el mundo medieval tenía un estatus mítico (no en balde querían resucitar la idea del "imperio universal" que sería un Imperio Romano redivivo, etcétera). Además, muchos de quienes estudiaban el Digesto eran monjes, primitivamente al menos, partiendo por el propio Irnerio, y por lo tanto, le aplicaban los mismos métodos de estudio sacramentales que al Evangelio. De ahí que los glosadores, en un comienzo, no escribieran manuales de estudio sobre el Derecho (ni siquiera manuales de compilaciones de casos, a pesar de preferir un "derecho de casos" a un "derecho de doctrina" o un "derecho de leyes"), sino que se limitaran a glosar el Digesto, esto es, a hacer materialmente anotaciones marginales o interlineares sobre el texto del Digesto, explicando el sentido y alcance de cada palabra, de cada frase, de cada párrafo. De ahí que se les conoce como los "glosadores", los que hacían glosas al Digesto, igual que el trabajo similar de los teólogos con los textos sagrados. Para estos glosadores, la idea de adaptar, actualizar, modernizar o simplemente "europeizar" la redacción del Digesto les hubiera parecido tan herética como cambiar una coma o una tilde de las Sagradas Escrituras.

En una etapa más tardía, hubo glosadores que empezaron a escribir Summas, que buscaban resumir el Corpus Iuris Civilis o aspectos del mismo en manuales un poco más manejables para la enseñanza, o bien "questiones disputatae", en que ya no se limitaban a explicar el Digesto sino que además tomaban posturas doctrinales sobre tal o cual materia. A mediados del siglo XIII, el jurista Accursio se dio el laborioso trabajo de escribir una minuciosa "Glossa ordinaria", llamada también "Magna Glossa", en donde compiló las toneladas de glosas escritas en siglo y medio de trabajo de los glosadores, en un trabajo que pudiera ser manejado como un único texto. En cierta medida, con semejante recopilación, que seguiría siendo texto de estudio obligado entre los juristas de Europa durante siglos, el trabajo de los glosadores ya podía darse por terminado. Sus sucesores ya no se limitarían a explicar el Digesto, sino que además empezarían a comentarlo abiertamente: son los comentaristas o "postglosadores".

jueves, 19 de febrero de 2009

El primer juicio por derechos de autor en el cine.


El Cine podrá ser un arte reciente, nacido apenas en 1895 (la Literatura, en cambio, data de la Antigüedad, y la Pintura del Paleolítico), pero aún así se las arregló para evolucionar con rapidez. Apenas una docena de años después de su nacimiento, ya el cine veía su primer litigio por derechos de autor. Para entender esto, debemos retroceder hasta el siglo XIX. En el mundo anglosajón, y especialmente en América, los productores teatrales habían descubierto el extraordinario filón que representaban las novelas para adaptarlas como obras escenográficas. El asunto era: si se adaptaba una novela de éxito, o muy bien recomendada, pero a menudo gruesa y por lo tanto larga de leer, el público iría a verla porque siempre era mejor perder una noche en una velada teatral, que varias bajando gruesos novelones victorianos. Particular éxito tuvieron los toga plays, que podríamos definir como "obras teatrales de romanos", porque permitían a las compañías más exitosas y adineradas, ciertos alardes escenográficos que aumentaban la espectacularidad.

En 1907, la productora cinematográfica Kalem Studios (una de las tantas que existió en la época del cine mudo, y que cerca de una década después fue absorbida por otro estudio mayor) intentó adaptar la novela "Ben Hur", de Lew Wallace, en un filme de aproximadamente 15 minutos. Quienes hayan leído la novela, o visto el "Ben Hur" de 1959 con Charlton Heston, saben que la obra se ambienta en la época de Cristo, y se trata de un judío injustamente condenado a galeras, que años después regresa a vengarse de su antiguo amigo Mesala, quien lo ha arruinado a él y a su familia. Kalem Studios hizo su adaptación no sobre la novela misma (publicada por Lew Wallace en 1880, y desde entonces y por varias décadas un gran éxito editorial como literatura "juvenil" y "edificante"), sino sobre un toga play de 1899. Ya el toga play en cuestión había sido un exitazo, por varios alardes técnicos, incluyendo el montar la carrera de cuadrigas en escena con caballos de verdad.

De inmediato, sobre Kalem Studios cayeron sendas demandas, de parte de los herederos de Lew Wallace, así como de los productores Klaw & Erlanger (los de la obra teatral de 1899), por infracción a los derechos de autor. En la época se consideraba que el cine era poco menos que una atracción de feria, o una especie de "teatro filmado", y por lo tanto, Klaw & Erlanger alegaron que sus derechos para adaptar "Ben Hur" al teatro, comprendían también los derechos para hacer adaptaciones cinematográficas. Es de considerar que Marcus Klaw y Abraham L. Erlanger no eran precisamente mansos corderos: eran conocidos por sus despiadadas tácticas de mercado, habían formado un verdadero holding de productores teatrales, y dominaron el mercado entre 1890 y 1910 aproximadamente construyendo un verdadero monopolio de salas de teatro (en la época primigenia del cine, el teatro era todavía un negocio substancioso). Kalen Studios se defendió alegando que el copyright sobre la novela alcanzaba sólo a las palabras escritas, y la descripción visual escapaba de su protección, que la pantomima de la película (era cine mudo aún, recordemos) no alcanzaba al discurso escrito ni los diálogos de los personajes en la novela, y que la exhibición de películas no podía considerarse como "pública difusión", al requerir de medios técnicos mucho más complejos que el teatro.

En 1911, los tribunales fallaron que Klaw & Erlanger tenían razón, y que Kalem Studios habían infringido los derechos autorales al hacer su película. En consecuencia, se ordenó su destrucción. Lo único que sobrevive hoy en día del "Ben Hur" de 1907, son algunos fragmentos con la famosa carrera de cuadrigas. En 1922, algo más de cuarenta años después de publicada la novela, cuando MGM decidió realizar una nueva adaptación, prefirió llegar a un acuerdo con Klaw & Erlanger antes de hacer cualquier otra cosa. Se rodó entonces la versión de 1922, y luego una nueva versión (la famosa con Charlton Heston en 1959) que marcó un récord al llevarse 11 Premios Oscar, marca imbatida hasta el "Titanic" de James Cameron en 1997.

Pero volviendo al "Ben Hur" de 1907, después de dicho juicio, los productores cinematográficos se anduvieron con más cuidado a la hora de hacer adaptaciones libremente. Con todo, las adaptaciones de obras teatrales al cine no desaparecieron. El celebérrimo "Drácula" de 1931 (el con Bela Lugosi), por ejemplo, no intentaba adaptar la novela original de Bram Stoker, sino la adaptación teatral de John Balderston y Hamilton Deane (pagando los correspondientes derechos de autor, claro está), que a su vez sí estaba basada en la novela original. Por cierto, dicha novela ya había sido adaptada en Alemania, no siendo otra sino la famosa "Nosferatu" de Murnau de 1922, con el nombre del vampiro cambiado para no pagarle derechos de autor a la viuda de Bram Stoker...

domingo, 15 de febrero de 2009

Stanley Kubrick y la inspiración para "2001".


Un detalle interesante de la filmografía de Stanley Kubrick, es que el grueso de la misma, incluyendo sus más renombradas películas, son adaptaciones de cuentos y novelas. En el recuento cabe incluir: "Senderos de gloria" (novela de Humphrey Cobb), "Espartaco" (novela de Howard Fast, inspirada eso sí en el Espartaco histórico), "Lolita" (novela de Vladimir Nabokov), "Doctor Insólito" (novela de Peter George), "La naranja mecánica" (novela de Anthony Burgess), "Barry Lyndon" (novela de William Tackeray), "Nacido para matar" (novela de Gustav Hasford) y "Ojos bien cerrados" (novela corta de Arthur Schnitzler). Pero la génesis de "2001: Odisea del Espacio" tiene sus propios matices.

Parece ser que Stanley Kubrick, director con no poco ego, tenía intenciones de filmar una película que agotara la Ciencia Ficción en el cine para siempre, o poco menos. El título original incluso iba a ser "How the Solar System Was Won" (más o menos: "Cómo el Sistema Solar fue conquistado"). Buscando material literario de base, alguien le recomendó hablar con Arthur C. Clarke, quien lo guió hasta su relato "El centinela". Siempre se ha dicho que "2001: Odisea del espacio" está inspirada o basada en "El centinela" de Arthur C. Clarke, pero esto no pasa de ser anecdótico: el relato muy corto de Clarke (apenas algunas páginas) está agotado en unos pocos minutos de película (concretamente, la escena en que los astronautas desentierran el monolito en la Luna, pasada una media hora de metraje). Todo el resto fue pura invención del guión, aunque en este caso Stanley Kubrick no se resignó a trabajar sin material literario de base, y decidió que entre ambos escribirían el guión y la novela, cada uno centrándose en lo suyo y haciendo recomendaciones a su colega (Clarke escribiendo la novela, Kubrick trabajando el guión). El resultado final es que la novela y la película tienen algunas serias divergencias, a pesar de haber sido trabajados juntos, la más importante de las cuales es que la película se ambienta en Júpiter, y la novela en Saturno (esto se explica porque Stanley Kubrick, perfeccionista como era, nunca dio con un buen efecto especial que le permitiera hacer ver los anillos de Saturno de manera creíble, y mudó la trama entera de la película a un planeta que no tuviera anillos...).

Saludada como obra de culto por la posteridad, la verdad es que "2001: Odisea del espacio" fue recibida con tibieza. El público respondió bien y fue un taquillazo de la MGM, aunque sea por el boca a oreja, pero la crítica la trató con displiscencia. Para valorarla, en Chile se refirieron a ella como "Juan Pérez astronauta", en la idea de que la película tenía efectos especiales tan envolventes que cualquier fulano de la calle podía sentirse astronauta en ella. Con todo, Stanley Kubrick se amargó mucho cuando una década después, "La guerra de las galaxias" atrajo aún más al público y se hizo más popular. Comenzó entonces la larguísima colaboración de Kubrick con Brian Aldiss, otro destacado escritor británico de Ciencia Ficción, para crear otra gran y mayestática película del género, que consagrara definitivamente a Kubrick como el Amo de la Ciencia Ficción en el Cine. Kubrick se murió sin rodarla, de manera que Steven Spielberg tomó el relevo, y ésta fue finalmente "Inteligencia Artificial". Al igual que "2001: Odisea del espacio", en "Inteligencia artificial" el relato de base ("Los superjuguetes duran todo el verano", de Brian Aldiss) es un relatito mínimo, que ocupa apenas algunos minutos del metraje final. Sólo que al revés de Clarke, Brian Aldiss se limitó a escribir un par de cuentos más con las peripecias del personaje, medio adaptando escenas de la película, sin que esta trilogía de cuentos constituya una adaptación literaria propiamente tal de toda ella.

jueves, 12 de febrero de 2009

Complicaciones de volar un puente.


El arte tiende a ser una actividad solitaria: el pintor en su taller (con modelos desnudas, de preferencia, claro está), el escritor frente a su pluma de ganso, su Olivetti o su PC... Pero el cine, al revés, implica crear arte en colectivo. Algunas películas podrán haber sido creadas con escasez de medios, pero aún así requiere la cooperación de muchos técnicos en varios rubros distintos. Desgraciadamente, entre poner de acuerdo a tanta gente para hacer tal o cual cosa, suelen ocurrir accidentes. Uno de los costosos, ocurrió en la filmación de "El bueno, el malo y el feo", el clásico Spaghetti Western protagonizado por Clint Eastwood.

A pesar de ser largamente sindicada como italiana por ser un Spaghetti Western, por estar Sergio Leone de director, y por tener soundtrack de Ennio Morricone, lo cierto es que "El bueno, el malo y el feo" fue una coproducción entre capitales italianos, alemanes y españoles. Así es como el equipo productor arribó a España para rodar. Quienes hayan visto la peli recordarán que parte importante de la trama transcurre alrededor de las peripecias de los protas para volar un puente, en medio de la Guerra Civil de Estados Unidos (sí, un director italiano con capitales alemanes rueda en España una escena de yankis contra sudistas... ¡misterios del cine!). Para la escena, los esforzados ingenieros militares españoles levantaron todo un puente, simplemente para volarlo después. Como siempre las escenas que implican dinamitar cosas (automóviles, puentes, lo que sea) tienden a ser monetariamente costosas, sólo cabe hacer una sola toma, o los costos se encarecen astronómicamente, de manera que se pusieron todos de acuerdo para que saliera a la primera y sin error. La señal era que Sergio Leone diría "Vai!" ("¡Vamos!"), por un walkie-talkie, y entonces el capitán de los ingenieros militares que habían construido el puente, tendría el honor de presionar el detonador y volarlo a dinamitazo limpio.

El problema es que de pronto, por el mismo canal de walkie-talkie, un cualquiera del equipo técnico de la película le dijo a otro cualquiera "Vai! Vai!", refiriéndose a otro asuntillo completamente distinto. El capitán, con obediencia militar, creyó que Sergio Leone estaba dando la señal, y pulsó el detonador. El puente fue volado, y no había ninguna cámara rodando. Suerte hubo que tampoco había nadie ni en el puente ni en sus cercanías, así es que no hubo lesionados ni muertos que lamentar. Sergio Leone, furioso por supuesto, despidió al sujeto en cuestión. Pero el capitán, avergonzado en su honor militar, se comprometió a reconstruir por completo otra vez el mismo puente, mientras Sergio Leone rodaba otras escenas. La única condición que puso, es que el pobre desgraciado que había dado origen al problema fuera recontratado, a lo que Leone accedió. De esta manera el técnico volvió al set, Leone grabó otras escenas, el puente fue reconstruido... Y fue volado por segunda vez, ahora sí con todas las de la ley, con cámaras grabando la detonación.

domingo, 8 de febrero de 2009

El día en que Jorge Délano Coke encontró a David W. Griffith.

La siguiente anécdota es referida por Jorge Délano, el gran dibujante chileno "Coke", en su libro de memorias "Yo soy tú", y realmente habla por sí misma sobre el mundillo farandulero de Hollywood. Estaba Coke en Hollywood, durante el estreno de la película "Guadacarnal", nadando en un enjambre de estrellas y engullerreflectores de la Meca del Cine. Escribe: "En medio de esa eufórica multitud, vi a un anciano abriéndose paso dificultosamente, para poder entrar en la platea.

"Era nada menos que David W. Griffith, el gran director que allá por el año 1915 había dado el primer impulso serio a La Meca del Cine con su inolvidable película "The birth of a Nation" ("El desarrollo de un pueblo"). El padre de Hollywood pasó inadvertido y trabajo me costó llegar hasta él. Con profunda emoción le estreché la mano.

"-Es un gran honor para mí -le dije- conocer al hombre que hizo grande al cine norteamericano.

"-Gracias, gracias -me respondió el gran director, clavándome sus ojos fatigados, pero ¿quién es usted?

"-Soy extranjero. Vengo de un país lejano que usted seguramente apenas conoce de nombre -le respondí.

"El gran Griffith me estrechó nuevamente las manos y volvió a repetirme con emoción:

"-Gracias, muchas gracias. Veo que todavía alguien me recuerda"...

Sin comentarios.

jueves, 5 de febrero de 2009

Muriendo durante el rodaje.

Una de las peores fatalidades que le puede pasar a una película, es que alguno de sus actores fallezca durante el rodaje, en particular por supuesto si ese actor es el protagonista, o al menos tiene una participación relevante como secundario de lujo. No es el problema de una saga en la cual el actor muere entre rodajes, porque que simplemente se hace un nuevo casting (como pasó con el personaje de Albus Dumbledore en lo de Harry Potter), y se confía en que los espectadores no se sientan demasiado fastidiados por el nuevo actor. Los productores de Hollywood han tenido a veces que hacer esfuerzos hercúleos por recuperar la inversión. Porque no siempre es cosa de contratar otro actor y volver a rodar las mismas escenas (aunque se ha hecho): el costo de volver a arrendar locaciones, contratar soporte técnico (carpinteros, electricistas, camarógrafos...) y reagendar a los otros actores para que estén presentes en las escenas, puede crispar hasta el presupuesto más comedido. Pero es parte de la vida humana que estas fatalidades pasen, y ahí es donde hay que recurrir a la creatividad para solucionar estas cuestiones.

-- Alguna vez hablamos sobre la historicidad del filme "Gladiador" (2000), y ahora lo sacamos a la palestra para mencionar que los productores debieron lidiar con el ataque cardíaco y muerte de Oliver Reed, actor clásico que en ese tiempo tenía 61 años. Oliver Reed interpretaba al tratante de gladiadores que se hace amigo de Maximus. Se suponía que en el guión original, él decía la frase para el bronce que debía despedir la película, pero su fallecimiento lo impidió. Ya que su papel era el de un secundario de lujo y casi todas sus escenas estaban rodadas, el resto fue rellenado usando un doble, filmado en la sombra, sobre cuya cara se sobreimprimió la de Oliver Reed con un programa de CGI 3-D. También cambió el destino de su personaje, el cual en la versión definitiva que se estrenó en cines, fue asesinado en la traca antes de la batalla final entre Maximus y el malvado Cómodo.

-- Hablando de rellenar por CGI, esta técnica fue desarrollada para la película "El cuervo", de 1994. El actor Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, sufrió un accidente fatal nunca bien aclarado en el set (una escena de tiroteo se supone que sería rodada con balas de fogueo, pero salió una de verdad que lo mató). Quedaban pocas escenas por rodar, y entre rodarlo todo de nuevo con otro actor y arriesgarse con la entonces novísima técnica del CGI, optaron por lo segundo. La maniobra resultó perfecta, y probó lo que se podía hacer con las nuevas tecnologías computacionales aplicadas al cine: no pocos dijeron entonces que no estaba lejano el día en que Marilyn Monroe o Humphrey Bogart volvieran a rodar películas, reanimados con técnicas de CGI... Esos profetas se equivocaron, o se adelantaron demasiado. Por suerte al menos, porque considerando el nivel de las producciones actuales de Hollywood...

-- En "El rastro de la Pantera Rosa" (1982), la séptima entrega de la saga clásica de la Pantera Rosa, no se complicaron mayormente la vida. Peter Sellers falleció antes de comenzar el rodaje (consecuencias de confiar en los curanderos holísticos en vez de la Medicina de toda la vida), y los productores decidieron aprovechar el material de todos modos. En la trama, el Inspector Clouseau desaparece misteriosamente, y se aprovecha la película para hacer un recuento que incluye flashbacks de películas anteriores, así como escenas de descarte. ¿El pretexto? Hacerle un homenaje a Peter Sellers (venderla como un intento de estrujar aún más la franquicia hubiera sido un tanto impresentable). La película fue un fracaso considerable en su tiempo, y hoy apenas se la recuerda.

-- La publicitada muerte de Heath Ledger ocurrió después de su participación en "El caballero de la noche" ("Dark Knight", 2008), pero dejó en compromiso a su siguiente película: "The Imaginarium of Doctor Parnassus", de Terry Gilliam. Aprovechando que esta película era de imaginación y fantasía, Terry Gilliam recurrió al truco de aprovechar las escenas rodadas con Ledger, pero hacer que el mismo personaje fuera interpretado por Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law. A la fecha de este posteo, la película no había sido estrenada todavía, de manera que no sabemos en qué terminará eso (lo dicho, esto es Siglos Curiosos y no Futurología Curiosa). (UPGRADE 3 DE JUNIO DE 2012: La peli se estrenó y la comenté en Cine 9009 bajo el título de "El imaginario del Doctor Parnassus").

-- Con todos estos trucos, aún así se ha optado a veces por el camino de rodar a la bruta todo otra vez. En 1959, mucho antes del CGI, el clásico director King Vidor estaba rodando "Salomón y la Reina de Saba", cuando su estrella Tyrone Power, antiguo héroe de películas de capa y espada ahora de capa caída a quién el cigarrillo tenía prematuramente enfermo a los 44 años, falleció después de rodar una escena de duelo por un masivo ataque coronario. Llamaron entonces a Yul Brynner en su reemplazo, por entonces al tope de la bandera gracias a sus roles en "El rey y yo" y "Los diez mandamientos". Brynner aceptó el cometido, pero con la exigencia de que interpretaría el papel a su manera y no a la de Tyrone Power. La película salió ganando porque Yul Brynner tenía un aspecto mucho más saludable y una actitud más energética, pero obligó a rodar de nuevo más de la mitad de las escenas con el rey Salomón (su personaje) que ya habían sido rodadas, disparando los costos de producción. La película no fue exactamente un fracaso, pero tampoco fue un éxito rompedor en la taquilla, y el incremento de los costos algo tuvo que ver con eso.

domingo, 1 de febrero de 2009

Doble de cuerpo.

Espectáculo, arte, industria, entretención... El cine podrá ser todas esas otras cosas, pero para serlo, debe primero ser magia y sueños. El problema es qué pasa cuando los actores y actrices que interpretan sus roles no son exactamente mágicos. La solución es un tanto cubista: el actor que llena las salas con su nombre deberá interpretar todas las escenas con ropa, y las otras habrá que dejárselas a otra persona que lo suplante en forma anónima. Aunque, andando el tiempo, dicho "doble de cuerpo" emerja a la luz y rompa su poco la ilusión de haber visto a un actor o actriz que interpreta su papel y además tiene un cuerpo de ensueño...

En Hollywood la práctica ha resultado un poco conflictiva porque la idea de usar dobles de cuerpo para actrices choca con el concepto del star-system, de la estrella "integral" que es el súmmun de perfección física y psicológica. Pero a veces, el pudor de la estrella (más en el pasado que en el presente) obligó a tales maniobras. En "Psicosis" (1960), por ejemplo, la bellísima actriz Janet Leigh se negó a desnudarse para la célebre escena de la ducha. De manera que todas las escenas que no importen mostrar su cara, en realidad pertenecen a Marli Renfro, una estriptisera de Las Vegas que cobró 500 dólares por darse la ducha fatal... Otro caso fue el de la peli "La muerte le sienta bien" (1992), en que Isabella Rosselini y Meryl Streep "recibieron" el cuerpo de una por entonces desconocidísima Catherine Bell, años antes de hacerse famosa por su rol en la serie militarista "J.A.G.".

Ha habido algún caso de doble de cuerpo que después ha seguido desarrollando carrera. La más famosa probablemente es Shelley Michelle, quien le prestó cuerpo a Catherine Oxenberg, a Anne Archer, a Claudia Christian, ¡a Kim Basinger! ("Mi novia es una extraterrestre", "Deseo y decepción"), además de prestarle piernas a Barbra Streisand (!!!) en la peli "El príncipe de las mareas". Pero su doblete más famoso fue a Julia Roberts en "Mujer bonita", que le ganó el reconocimiento suficiente para iniciar una carrera actoral bajo su propio nombre, en algunas pelis de serie B. Por su parte, existe al menos un caso inverso, de actriz que oficia de doble de cuerpo, cual fue el caso de una jovencísima Melanie Griffith en la peli "Doble de cuerpo" de Brian de Palma, precisamente.

En otras cinematografías, menos preocupadas del star-system, el tema es mucho menos controvertido. Durante muchos años, en Italia fue práctica común que las pelis de serie B (fundamentalmente peplum) que los roles fueran interpretados por actores que prestaban su cuerpo y ademanes, y las voces fueran después dobladas. Quizás el caso más bizarro de esto sea la peli "Aída" de 1953, adaptación literal y con partitura de la ópera de Giuseppe Verdi, que ya comentamos en Siglos Curiosos, y en la que uno puede preguntarse quién realmente doblaba a quien, si una jovencísima Sophia Loren prestando el cuerpo, o la gran Renata Tebaldi cantando arias...

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